Cuán grande fue el entusiasmo de poder servir al Papa. Recordamos la alegría que despertó, no sólo en los sacerdotes que adherimos al joven Instituto sino entre la mayoría de los católicos fieles a la liturgia tradicional "como en los tiempos pasados y como en los años antiguos, dice el Señor omnipotente," (Mal·,4) ya que el Papa, reconociendo la legitimidad de su opción, creaba una instancia -entre otras- de reconocimiento de la libertad para todos los que quisieran alimentar así su fe y su vida espiritual, garántizandonos el poder hacerlo en comunión visible... Este entusiasmo y alegría se acompañaba de la confianza que daba por descontado de que la voluntad del Papa, así manifestada creando el IBP y más luego en su Motu Proprio, encontraría la más pronta comprensión episcopal dándonos la mejor acogida posible para servir a la unidad y ayudar a salir de la crisis liturgica que en las palabas mismas del Papa había llegado "al límite de lo soportable"...
Pero bien pronto se revelaría la realidad de los hechos. En medio de las enfermedades (que no han faltado), de las incomprensiones e inclusive de las defecciones, saboreamos la más amarga, pesada y dolorosa de las cruces que nos hace evocar y degustar algo de las 'Tribulaciones de la Sagrada Familia' que no encontró albergue digno para ofrecerle al Niño Dios que nacía... Ni pensar en la autorización episcopal para abrir un simple oratorio y muchísimo menos, por ahora en Latinoamérica, el obtener la erección de Parroquia Personal, prevista en el CIC, como se expresa en los documentos de la fundación, por parte de Roma y es mencionada de nuevo en el Decreto del Papa Summorum Pontificum.
Buen servicio a la Iglesia, como lo define el Superior general, el Padre Laguérie, es ser (o el hacer parte de) el Crisol, en las manos del Papa, por el que pasará la reconciliación de la Iglesia:
"El Instituto es también el crisol de la recepción: de la manera como se nos tratará en los próximos años depende el futuro de la unidad de la Iglesia… que se lo quiera o no, es según este tratamiento que la reconciliación tendrá lugar o no, aunque sea deseable o no. No divago, mido mis observaciones. De dos lados, se lamentan en la crisis. ¿Nuestra diferencia? ¡Queremos salir! (de la crisis)"
Invitamos, en este aniversário del IBP, a todos para que nos unamos en un himno de acción de gracias a Nuestra Señora por todo lo que nos ha dado en estos dos años, encomendemos a quienes se nos han ido y pidamos por los que nos persiguen. Sepamos ofrecer, por manos de Ella, las dificultades que ciertamente traerán abundantes frutos para la Iglesia.
Nunca olvidemos:
¡Nuestra Señora es buena!
¡Nuestra Señora es muy buena!
¡Nuestra Señora es siempre buena!
P. Rafael Navas Ortiz
1 comentario:
Considero um absurdo lo que ha sio hecho con el ilustrisimo Profesor Orlando Fedeli. El IBP se ha quedado desacreditado. Ahora el único fiel es sin duda alguna o Professor Fedeli.
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