Este es el real motivo del “no podemos firmar” de Mons. Fellay, según el P. de Tanoüarn: “no es tiempo de firmar porque la FSSPX no tiene ni la unidad interna ni la fuerza necesaria para enfrentar imediatamente tal mutación”.
En relación con elIBP el Padre de Tanoüarn dice:
"En el Acta de adhesión que firmamos, se estipula que nos reservamos un derecho de crítica constructiva del Concilio. Diría incluso que entre las comunidades ED (Ecclesia Dei), esta libertad crítica es lo que hace nuestra especificidad, nuestro carisma. Nada que ver, entre paréntesis precisamente, con lo que uno de entre ustedes llama acuerdos prácticos. Llevamos orgullosamente la marca de fábrica de Benedicto XVI: lo que firmamos (tanto sobre el Concilio como sobre la misa) son acuerdos sobre el fondo. Pudimos hacerlo gracias también a nuestro pequeño tamaño: small is beautifull, a veces."Una puesta a punto por Padre G. de Tanoüarn (2008-04-25 02:35: 15)
http://www.leforumcatholique.org/message.php?num=390116Además, dicho sea de paso, muestra la importancia y
ejemplaridad querida, para toda la Iglesia, del lucido acuerdo del IBP con la Sede Apostólica, querido por el Santo Padre, ilustra en su especifidad en lo concerniente a las condiciones y garantías jurídicas concedidas para la libertad de crítica –seria y constructiva- del Concilio y en lo concerniente a la celebración de la Santa Misa por parte de los miembros del Instituto del Buen Pastor. Oigamos... o mejor: leamos al Padre refiriendose a las reservas de la FSSPX al posible acuerdo con Roma, en
le Forum catholique:
En un texto que publiqué en el Foro, exhortaba a la FSSPX no ceder ante la fiebre de “compromiso”. Algunos, aquí mismo y en sucesivas ocasiones (me lo han señalado), concluyeron que tendría remordimientos de firmar un Acta de adhesión y de haber obtenido, con el Padre Laguérie y algunos otros sacerdotes el reconocimiento canónico del Instituto del Buen Pastor, y eso porque que yo sería menos libre que antes. ¿Remordimientos? ¿Menos libre? ¿Pero de dónde sacan todo eso? En el Acta de adhesión que firmamos, se estipula que nos reservamos un derecho de crítica constructiva del Concilio. Diría incluso que entre las comunidades ED (Ecclesia Dei), esta libertad crítica es lo que hace nuestra especificidad, nuestro carisma. Nada que ver, entre paréntesis precisamente, con lo que uno de entre ustedes llama acuerdos prácticos. Llevamos orgullosamente la marca de fábrica de Benedicto XVI: lo que firmamos (tanto sobre el Concilio como sobre la misa) son acuerdos sobre el fondo. Pudimos hacerlo gracias también a nuestro pequeño tamaño: small is beautifull, a veces.
Escribí que la FSSPX no debía apresurarse a firmar. Firmar por firmar no tiene sentido. ¿Firmar qué? ¿Para ir a dónde? Es necesario poder estar orgulloso de lo que se firma con el Padre común de los fieles (como yo mismo lo estuve y lo estoy), o entonces esta firma no sería más que un trapo de papel, que lo pone en peligro. Firmar un trapo de papel que generaría la división y la autodestrucción de la FSSPX, eso no constituye de ningún modo una solución. Por a otra parte, para ser capaz de firmar un verdadero acuerdo, es necesario saber y hacer saber hacia dónde se va. Y no referirse a acontecimientos que tienen quince años. No retomar como escudo un discurso que no se ha revisado (o trabajado de nuevo) desde hace quince años. Como si nada hubiera cambiado.
Cuando se oye decir, viniendo de la FSSPX o de sus amigos (de los que formo parte): "aún no es el momento de firmar", esta expresión puede tomarse en dos sentidos. O: no es tiempo de firmar, porque Roma no fue bastante lejos en la Restauración. Y pienso que este motivo es flojo y que conduce a dejar la preocupación por la unidad de la Iglesia hasta después de la parusía. Siempre habrá inevitablemente una razón hasta entonces para decir que esto va mal y permanecer fuera.
O sea aún, en un sentido muy diferente: no es tiempo de firmar porque la FSSPX no tiene ni la unidad interna ni la fuerza necesaria para enfrentar inmediatamente tal cambio. Firmando demasiado deprisa (¿qué? ¿para ir dónde?) corre el riesgo de estallar en vuelo, para la mayor desgracia de toda la cristiandad. El combate es difícil. Los episcopados no desean forzosamente practicar la virtud de la acogida. Un buen acuerdo es un acuerdo que se firma en fuerza. Es necesario que la FSSPX resuelva primero las dificultades internas. Debe hacerlo poco a poco, apoyando con determinación, día a día, todo lo que, en la acción providencial de Benedicto XVI, pide ser apoyado. Esto es lo que yo explicaba en el post que citan.
En este espíritu, escribí también, en el mismo post, que no citan sino truncado: la FSSPX debe comprometerse por la Iglesia y no solamente lanzando campañas del Rosario, sino haciendo todo lo que ella pueda, exponiéndose como se exponía Mons. Lefebvre, sosteniendo al papa, del cual ciertos textos sobre el ecumenismo, en los Estados Unidos, son simplemente magníficos, del cual algunos textos sobre la libertad religiosa son muy esclarecedores.
Uno de entre ustedes se pregunta a título de qué intervengo. Intervengo simplemente porque quiero a la Fraternidad San Pío X, en la cual he pasado aproximadamente quince años de vida sacerdotal, en condiciones que fueron siempre privilegiadas, en Libreville o en París. Creo conocerla mejor que aquellos que la defienden. No me resigno a verla desaparecer en la insignificancia de discursos prefabricados que se sirven de nuevo en todas las ocasiones y (a lo mejor) de campañas de rezos a repetición, que constituyen una coartada para no hacer lo que se podría hacer, o decir lo que se debería decir. La Iglesia, me parece, espera de la obra de Mons. Lefebvre otra cosa diferente de esta clase de coartadas.
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